sábado, 13 de febrero de 2016

Matangi


Matangi, la que derrota al engaño

15 de febrero de 2010, fina luna del atardecer por encima de CETUS, el Demonio Ahrimánico- 15 de marzo, luna nueva no observable en 354º ECL, en la urna sagrada del MANITU.
Siguiendo el turno definido por la fina luna del atardecer en el Pez Cabra, que señala a KaliMa, surgen dos posibilidades. El turno subsiguiente será bajo Matangi, una Mahavidya, o bajo Nairatmya, una Dakini del Cielo Diamante, dependiendo de la visión de la fina luna del atardecer en la constelación del MANITU (Acuario, el Aguador) o los PECES, respectivamente.
Imagen típica de Matangi, la “diosa paria”, mostrada con una calavera, una vina (instrumento musical del sur de la India), un machete y el escrito OM en la palma de la mano. Un cuervo está sentado en su rodilla derecha. Ella es la guardiana de los forasteros y de los inadaptados y los favorece por encima de la gente corriente y socialmente privilegiada del mundo.
A diferencia de otras devatas que reciben ofrendas de fruta madura y flores frescas, a Matangi únicamente se le ofrecen sobras y otros artículos desechados, cosas excluidas, mezcladas, calcetines desparejados, cuerdas demasiado cortas que no sirven, calderilla. Sus ofrendas pueden también incluir cosas que se considera que pueden estar corrompidas o estropeadas, como comida podrida. En el sentido tántrico, ella representa a candala, el calor interno o “fuego de dentro” que elimina todas las impurezas, todo lo que es superfluo para el completo despertar del implacable poder del guerrero.
En febrero de 2010, la observación de las condiciones específicas del primer avistamiento sugirieron que la fina luna se movería rápidamente a través de las estrellas tenues que marcan la cabeza y los hombros del MANITU (conversión de Acuario, el Aguador). Se tarda 40 horas para que se haga visible la primera tajada de la luna, casi dos días después del momento exacto de la luna nueva. Pero en el tercer día, la luna creciente cambia a la siguiente constelación, los PECES o Ballenas.
Observación en Andalucía: A mediados de marzo, el tiempo atmosférico fue extremadamente tormentoso aquí en el sur de España, con lluvias torrenciales que dejaron el equivalente a las precipitaciones anuales en tres semanas. El cielo estaba tumultuoso la mayoría de las tardes, haciendo imposible observar la fina luna creciente inicial que se deslizaba a través de las estrellas del MANITU. Cuando conseguí un vistazo inicial de la esfera lunar, ya había avanzado dentro de la constelación de los PECES. Mediante la estricta norma de la observación, eso habría colocado a este ciclo bajo la dirección de la Dakini del Cielo Diamante, Nairatmya, también llamada Swan Deva.
Alguna instrucción inicial sobre el amor y el poder de atracción, recogida en la oscuridad de la luna, indicaba que Nairatmya podría estar de turno, pero luego llegó un silencio fascinante. La corta ráfaga de “diálogo del crepúsculo” terminó abruptamente y me encontré a mí mismo preguntándome qué nos depararía… Entonces el sexto día del turno, vi la luna colocada a unos 45 grados del horizonte oeste. Casi era una media luna, demasiado tarde para llamar a la devata supervisora siguiendo las normas usuales. Pero algo sobre su posición me hizo reflexionar sobre mi impresión inicial de que Nairatmya estaba de turno.
Hechizo haitiano
Matangi es la reina vudú del Shakti Cluster. Su nombre haitiano es Erzulie Dantor, una figura estrechamente asociada con las “vírgenes negras” de la sabiduría popular precristiana. Es protectora de la mujeres, especialmente mulatas, y vengadora de todas las que han sido violadas y abandonadas, engañadas y dañadas. Una de las figuras femeninas más potentes que conecta con las loas, los poderes demoniacos que poseen a los cuerpos humanos como un jinete monta a su caballo. También es famosa por ser la bruja patrona de Nueva Orleans.

Matangi ensayo 1 b
En la sabiduría tradicional vudú, Erzulie Dantor tiene unas fuertes cualidades eróticas, que no están ausentes en Matangi, aunque esta Mahavidya no puede ser confundida, en ningún sentido, con una “diosa de la fertilidad”. Como inicialmente señalé cuando presenté a las diez Mahavidyas, son deidades femeninas únicamente conocidas por su falta de suaves cualidades maternales. Rechazan la reproducción y pueden incluso causar la esterilidad.
Con imaginación, Matangi sería la proyección de esa fuerza de la naturaleza humana capaz de investigar la fosa negra del horror humano y disipar el engaño que sale de ella como el humo asfixiante. La mayoría de la gente considera el vudú y los zombis como cosas de películas de miedo, inventadas para asustar a la gente, pero las imágenes del 11-S presentadas en los medios de comunicación sí que son una película de miedo de la vida real. Los acontecimientos de aquel día fueron inventados indudablemente para asustar a la gente. Alguien describió, de una manera elocuente, a las pruebas documentales del 11-S como una película snuff estrenada para una audiencia global.
Como el vudú fue dirigido contra los depredadores de los nativos haitianos, se podría decir que la magia sobrenatural de Kali ahora se dirige contra la élite fascista globalista. Éste es el poder para vengar a aquellos que han sido dañados, contaminados por las pociones tóxicas de los depredadores, olvidados y abandonados, desechados. La misma Kali es la exterminadora de los clones de comportamiento, la población arcontificada que vive en el terror de aquellos que imperan sobre ellos mediante la connivencia víctima-agresor, el gobierno del engaño. Pero Matangi es, de manera específica, la exterminadora de lo engañoso, incluyendo a aquellos que están en complicidad con la perpetración del mal social que superan en número a los originadores, los estrategas o a los autores intelectuales. Por ejemplo, las putas de los medios de comunicación, los portavoces y los cómplices que espléndidamente programaron el encubrimiento del 11-S. Aquellos que, hasta el día de hoy, protestan en el espectro radioeléctrico público: “Pero, ¿por qué el gobierno nos mentiría?”, cuando lo saben mejor que nadie.
Todo el “poder negro” del vudú acumulado en Haití durante siglos fue liberado simbólicamente con el terremoto de enero de 2010 como una toxina zombi. Y no solo simbólicamente. Ese miasma letal del poder vudú está ahora en el aire, en el viento, circulando por el planeta, infiltrándose en la psique humana.

Desde enero de 2010, la magia vudú haitiana emerge en una efusión “atmopsíquica” alrededor del planeta. Haced con ella lo que queráis. Bailad con ella si podéis.
El espejo del bien
Cuanto más tiempo estuve en Haiti y cuanto más aprendía de la sociedad vudú, más impresionado estaba por su cohesión interna. La hechicería era, sin duda, una fuerza potente con la que tratar, pero hasta cierto punto había sido institucionalizada como un componente crítico de la visión del mundo.Preguntar por qué existe la hechicería en Haiti es preguntar por qué existe el mal en el mundo y la respuesta, si hay una, es la misma respuesta que la que proporcionan todas las grandes religiones: el mal es el espejo del bien, el complemento necesario que completa la totalidad de la creación. Los haitianos, así como cualquier persona, son conscientes de este equilibrio sagrado (cursiva añadida).
No pretendía, de manera consciente, releer la obra maestra de Wade Davis The Serpent and the Rainbow durante el turno de Matangi, pero ocurrió así. Página tras página, registré la belleza salvaje de esa tierra abandonada y entonces me sentí sorprendido por las palabras citadas anteriormente. Encuentro en esta cita una comprensión absolutamente crucial del problema de la depredación intraespecie, pero estoy completamente en desacuerdo con el comentario respecto a la respuesta “proporcionada por todas la religiones”. He estudiado todas la religiones del mundo, incluido el Budismo que no es, en sentido estricto, religioso de la misma manera que lo son el Cristianismo, el Islam y el Judaísmo, a saber, es en el mejor de los casos no teísta. La respuesta a qué es el mal, desafortunadamente es precisamente lo que estas religiones no proporcionan. Y el Budismo no se compromete en absoluto con el tema del mal.
Los gnósticos (“aquellos que conocen los asuntos divinos”) fueron condenados por los ideólogos cristianos y sistemáticamente eliminados y asesinados cuando la fe salvacionista se fusionó con el imperialismo romano, precisamente porque los intelectuales iluminados de los Misterios como Hypatia afirmaron conocer lo que el mal es en realidad y detectar cómo opera: no como una fuerza autónoma en el cosmos en general, sino dentro de la mente humana, a través de la tendencia de la mente a mentirse a sí misma. He reiterado su elegante diagnóstico a menudo en esta web y en Not in His Image. Que yo sepa, no existe una visión mejor para definir la naturaleza del mal en la actitud y el comportamiento humano.
Escribí en la introducción de mi libro:
Incluso cuando era niño, me parecía que ciertas formas de comportamiento humano son incompatibles con una genuina condición humana. Ésta no parece que sea una visión demasiado radical, pues la mayoría de los lectores estarían de acuerdo con que algunos actos humanos son repulsivos, indignos de la humanidad. Pero estuve pronto en la vida en un terrible aprieto porque rechazaba las acciones y actitudes que normalmente se consideraban como admirables –en particular, la rectitud religiosa y moral–. Lo que el mundo en general consideraba que ejemplificaba lo mejor de la naturaleza humana, yo lo encontraba bastante deplorable.
Las grandes religiones son cómplices en el problema del mal y la falsedad, justifican gloriosamente sus operaciones. El salvacionismo judeocristiano firma un cheque en blanco para la apología del mal. En ese sistema de creencias sádico, cualquier cosa es aceptable siempre que revele la voluntad de Dios. Un grupo llamado Beit Shalom Ministries ha producido una colección de testimonios en primera persona sobre el encubrimiento del 11-S. El documental de doce partes, The Birth of Treason, es muy bueno en relación con el testimonio de gente experta. Luego viene el clip 10 donde los productores interrumpen y citan a Isaías con tono piadoso. Sueltan la profecía bíblica, proclamando que “Dios fue testigo del 11-S y permitió que ocurriera”. Es parte del plan del Creador traer la maldición sobre aquellos que lo rechazan. Es un paso en el camino del juicio de la apostasía.
(En algún momento del material oral propuesto en la web, quiero referirme al extraño hecho de que parte del mejor trabajo realizado para exponer el Nuevo Orden Mundial proviene de los cristianos fundamentalistas y sus colegas judíos, creyentes en la verdad profética y mensaje único de la Biblia. Quizás no es demasiado extraño, después de todo: los fanáticos del control del NOM usan el mismo guión que aquellos que los exponen, la narrativa de salvación del Antiguo y del Nuevo Testamento que llegó a su punto álgido con el triunfo mesiánico, así que tendría sentido que los creyentes veteranos fueran conscientes de su argumento. La diferencia sería que los fanáticos de la Biblia creen profundamente en su propia versión del escenario del final del juego, presagiado en la catástrofe del Apocalipsis. Mientras que los autores intelectuales globalistas, falsamente usan ese escenario para conseguir la manipulación psicológica de masas, sin importar que mantengan una creencia genuina en el poder del juicio divino. Las dos facciones destacadas del control globalista, los masones y los jesuitas, están radicalmente divididos con respecto a cómo se va a presentar este escenario en realidad…)
Las fes abrahámicas no tienen nada que decirnos sobre el mal, excepto que es parte del plan de Dios, que se tiene que aceptar humildemente como una forma de probar a la humanidad. Pero los gnósticos negaban que el bien y el mal pudieran venir de la misma fuente divina. No existe ninguna deidad externa que nos evalúe, sino que los poderes de nuestras propias mentes nos desafían hacia una prueba de discernimiento desnudo. Estamos autocondenados al mal cuando fracasamos en ver cómo opera el error en nuestras mentes. El error que se extrapola más allá de la escala de corrección pasa a la fase del mal. Otorga ventaja a una fuerza paranoica que funciona contra la integridad simbiótica de la vida, una distorsión psicopática que aliena a los humanos de la bondad innata de la naturaleza humana. El mal depende del engaño (griego apate en los escritos gnósticos), pero por la misma medida, la exposición del engaño es LA condición previa para vencer al mal.
En la Mahavidya Matangi podemos imaginar la personificación divina de la capacidad humana de detectar y dispersar el engaño. Ella representa uno de los atributos más poderosos y excepcionales de la especie humana.
Como un animal dotado de imaginación en la medida que sobrepasa a cualquier otra criatura terrestre, el ser humano debe ser capaz de discernir el engaño, la inclinación destructiva del poder de la imaginación, para asumir una completa responsabilidad en el uso correcto de ese magnífico don. Matangi es esa capacidad para discernir el mecanismo del engaño, y como tal se la tiene que “adorar” –un término que yo rechazo normalmente– lícitamente porque esa capacidad es un don divino y salvífico tan bueno como un dios puede conferir, tan poderoso y mágico como cualquier dios o diosa. Esta capacidad de la humanidad merece el mayor respeto, incluso la veneración.
Pero surge la cuestión: ¿Cómo reconocer y poseer ese don para que pueda ser aplicado para vencer al mal? Esta cuestión me lleva de vuelta al comentario de Davis, que yo reduzco a una línea convincente: el mal es el espejo del bien. Esta proposición, en su claridad sucinta, tiene la apariencia de una instrucción dakini. Pero, ¿qué hacemos con la instrucción?
Imagina que eres una buena persona, alguien sin intención de dañar o engañar a otros, y estás frente a otra persona de la misma disposición. Tenemos a dos buenos seres humanos, cara a cara. ¿Qué ve cada uno de ellos? Bien, si piensas en ello, puede que estés de acuerdo con mi observación de que cuando veo a una buena persona, veo la bondad en esa persona, de esa persona, de manera individual, mientras se sostiene por su mérito propio: No veo un reflejo de mi propia bondad en el otro.
Ahora, asumiendo que yo también soy una buena persona, yo también mantengo mi bondad de forma única, en un estilo moral particular, podríamos decir, como todo individuo hace. Mi sentido de bondad innata resuena en la bondad de la otra persona que está frente a mí, pero yo no veo el reflejo de mi personificación única de la bondad en otra buena persona. No, yo veo la bondad de esa persona únicamente y de una manera excepcional, peculiar. Existen un cierto número de facetas diferentes de la bondad humana, de expresiones de la benevolencia natural de la humanidad resumidas por el sabio pagano Marco Aurelio: “La naturaleza ha constituido a los seres racionales para su propio beneficio mutuo, para que cada uno ayude a sus colegas de acuerdo a su valía y de ninguna manera para causarles daño”.
Pero si yo no encuentro el reflejo de mi propia bondad en otra buena persona, ¿dónde puedo encontrarlo? Según Wade Davis, basándose en su profunda exploración del vudú haitiano, la puedo encontrar en el espejo del mal. Noten bien: si yo veo “el equivalente de mi maldad” en el espejo, lo que veo no es un mal que hay en mí mismo, sino la bondad que hay en mi capacidad de detectar ese equivalente maléfico. La palabra operativa esdetectar.
Detectando la presencia del mal en otro ser humano, no me identifico a mí mismo como malvado, sino que poseo el potencial para la desviación que me haría ser así. El mal reflejado no es el complemento de la bondad en el sentido de que uno necesita que el otro exista, sino que la integridad moral única de cada individuo necesita del mal para verse a sí mima. El reflejo del mal es una superficie que refleja la imagen de la propia bondad de uno, que no puede ser reflejada por nadie más porque es una propiedad moral única a la integridad de cada individuo.
Así es como yo leo esa proposición convincente.
La mirada asesina
Así, investigando el mal del 11-S como un reflejo, surge la oportunidad para cada persona de ver su bondad innata. Toda una oportunidad. Pero si no hay audacia para mirar directamente al mal reflejado, no se verá el reflejo. Estoy convencido de que el mayor freno para el movimiento por la verdad del 11-S es simplemente que hay tanta gente que no puede soportar considerar que cualquier persona sea tan malvada como para asesinar a miles de personas a plena vista y mentir sobre su autoría y usar de manera flagrante esa mentira para aterrorizar y controlar a los testigos de ese horror cometido y seguir cometiendo más horror. Sin duda, ningún ser humano puede ser tan malvado. Bien, quizás no: se puede considerar que aquellos que ocultan y comenten tal maldad han abandonado su humanidad innata. No actúan como seres humanos, criaturas que sienten empatía por los demás y respetan la libertad de los otros, aunque son actores humanos. Esos son los depredadores intraespecie.
Matangi lleva un machete (una herramienta bien conocida en Haití donde los esclavos lo usaban para cortar la caña de azúcar) goteando sangre. Imagina que llegas a casa un día, con ganas de reunirte con tu familia y en la puerta de tu casa hay alguien que tiene un machete chorreando sangre. Como una escena de Halloween o Viernes 13. Imagina que miras los ojos de esa persona. Mantienes la mirada de esa persona. Ahora imagina que has mirado a los ojos de esa gente que sale en la televisión o en las revistas, personas muy conocidas que se encargan de dirigir y servir a la sociedad. Imagina que pudierais estar en la presencia física de esa persona, manteniendo su mirada.

Matangi ensayo 1 d
Los depredadores intraespecie, que ocultaron y cometieron los ataques del 11-S y que todavía siguen haciéndolo, incluso mientras escribo esta palabras y están planeando cosas todavía peores, pertenecen a la clase de sociópatas y psicópatas conocidos como asesinos en serie. Es extremadamente insólito pillar a un asesino en serie en el momento del crimen. Estos depredadores son sigilosos y evasivos. Son aficionados a los ejercicios largos y elaborados de conspiración y engaño. Para cazar a tales asesinos, los detectives deben entrar en su mente y seguir los cálculos de la locura asesina, siguiendo cada paso engañoso. A los asesinos en serie les encanta jugar con sus víctimas y con aquellos que los persiguen, encuentran un placer real en el asesinato, se regocijan con sus éxitos y disfrazan sus acciones con códigos inteligentes, ambigüedades y engaño arrogante. Lo mismo ocurre con los autores intelectuales globalistas, punto por punto. No son diferentes de los asesinos en serie. Un comentarista astuto sobre los tejemanejes globalistas, G. Edward Griffin (The Creature from Jekyll Island), llama a los autores del asesinato y la mutilación “la clase depredadora”. Dice que son criminales asesinos, monstruos poderosos que disfrutan profundamente de lo que hacen, que estarían en prisión si no estuvieran en el gobierno o designados para aconsejar a aquellos que gobiernan e implementan sus políticas a través de la cadena de autoridad relegada. Esa es la percepción de alguien que ha investigado regularmente con justicia el reflejo del mal.
Matangi es una de las Mahavidyas que se dice que confiere el poder para matar con una mirada, confundida de manera singular en el folklore con el “mal de ojo”. Pero ¿podría también existir un ojo contra el mal? ¿Una mirada asesina para tumbar a los depredadores intraespecie? Si existe algún tipo de magia malvada que domina el planeta, como parece indicar la percepción creciente en torno al 11-S, ¿dónde está la contramagia?
Lanzo una fuerte alerta para no atribuir un “arma letal” de poder mágico u oculto a la élite criminal globalista sin permitir a esa gente honesta, amable, bien intencionada que tenga un equivalente poder oculto para oponerse y vencer a su juego.
Para alcanzar el poder de la mirada asesina, mira fijamente, desnudamente, honestamente el reflejo del mal hasta que veas tu bondad innata reflejada en él. El reflejo mismo confiere ese poder de matar. Existe un “equivalente sagrado” (como señala Wade Davis) en cómo el mal contribuye al reconocimiento del bien: para ser precisos, el autorreconocimiento. No necesitamos el mal para ser buenos seres humanos, pero si existe y se presenta ante nosotros, reflejado en nuestra propia especie, su presencia puede ser apoyo del reconocimiento de la bondad única de cada individuo de la misma especie de alto riesgo. Este reconocimiento es un compromiso supremo y sagrado que no puede ser sostenido, supongo, sin un referente divino o sobrenatural que compense la inflación psicológica demoniaca que puede inducir. Matangi es ese referente. Ella podría ser la seguridad intrínseca sobrenatural que permite a la mente humana ver como ve el mal sin sucumbir al autoengaño.
Los dieciocho nodos del poder del Shakti Cluster son capacidades humanas, siddhis de potencia oculta, conferidos por Gaia a la vida transpersonal de aquellos que llaman suatención y mantienen su mirada. Las devatas y las dakinis son nodos conscientes del despertar de Gaia, focos del sueño lúcido donde ella identifica y reconoce a los personajes individuales que representan su sueño apareciendo sistemáticamente en él. Sus cotestigos en una oleada masiva de despertar planetario.
No existe una solución viable al problema del mal en el comportamiento humano sin una conexión sobrenatural con la Madre Animal Planetaria.
jll: 15 de marzo de 2010, último día del turno de Matangi, Andalucía.

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