Embarazada Asteria [esposa de Perses], parió a Hekate, a
la que Zeus Crónida honró sobre todos y le procuró espléndidos
regalos, la suerte de participar en la tierra y el mar estéril. Ella
también obtuvo en lote la dignidad que confiere el estrellado cielo
y es especialmente respetada por los dioses inmortales. Todavía
ahora, cuando alguno de los hombres de la tierra los propicia,
celebrando magníficos sacrificios según costumbre, invoca
repetidamente a Hekate. Muy fácilmente obtiene gran honor aquel
cuyas súplicas acepta complaciente la diosa, y le concede
prosperidad puesto que está en su mano. Pues cuantos nacieron de Gea
y Urano y obtuvieron honras, ella posee el lote de todos ellos. En
nada la maltrató el Crónida ni tampoco le quitó nada de lo que
recibió en suerte entre los primeros dioses, los Titanes; sino que
sus atribuciones son las mismas que tuvo desde el principio. Y no por
unigénita la diosa obtuvo en lote menos dignidad, sino todavía
mucha más aún, puesto que Zeus la respeta. Al que ella quiere,
grandemente le asiste y ayuda; en el juicio se sienta junto a los
venerables reyes, y en el ágora hace destacar entre la gente al que
ella quiere. O cuando armados de coraza marchan los varones hacia la
guerra destructora de hombres, allí la diosa asiste a los que
quiere decididamente concederles la victoria y encumbrarles de
gloria. Es capaz de asistir a los nobles que quiere y con igual
capacidad, cuando los jóvenes compiten en juegos, allí los asiste
y ayuda la diosa; y el vencedor en fuerza y capacidad, fácilmente y
contento se lleva un magnífico premio y proporciona gloria a sus
padres. A los que trabajan en el mar intransitable y elevan sus
súplicas a Hekate y al resonante Ennosigeo, fácilmente la ilustre
diosa les concede pesca abundante y fácilmente se la quita cuando
parece segura si así lo desea su corazón. Es capaz de aumentar el
ganado en los establos junto con Hermes, y en cuanto a las manadas de
bueyes, los extensos rebaños de cabras y las majadas de lanudas
ovejas, si así lo desea en su corazón, multiplica los pequeños
y disminuye los numerosos. Así, aunque es unigénita, de madre,
goza de gran respeto entre todos los Inmortales por sus
prerrogativas. El Crónida la hizo criadora de los jóvenes que
después de ella vieron la luz de la Aurora que a muchos alumbra. Y
así, desde siempre, es criadora de la juventud y estas son sus
atribuciones.
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